A media luz (Tango)

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“(Edgardo) En uno de esos esguinces filarmónicos, vio cerca de su mano una llave de luz y la hizo girar, a lo que saliera…

-¡Ahora… a media luz! -anunció a viva voz.

La llave correspondía a la araña relumbrante del salón en que se bailaba. Se produjo el apagón y todo quedó envuelto en el leve resplandor del alumbrado público que entraba por las ventanales. Las parejas celebraron la ocurrencia del violinista, se apretaron más y el baile siguió con creciente entusiasmo.”

Extraído del libro: Así nacieron los Tangos

de Francisco García Jiménez

Relatando la expresión: “¡Ahora… a media luz! de Donato, que inspiró a Lenzi a escribir la letra del ya mencionado Tango.

Tango: A media luz

 

Corrientes 3, 4, 8,

segundo piso, ascensor.

No hay porteros ni vecinos.

Adentro, cocktail y amor.

Pisito que puso Maple:

piano, estera y velador,

un telefón que contesta,

una victrola que llora

viejos tangos de mi flor

y un gato de porcelana

pa’ que no maulle al amor.

Y todo a media luz,

que es un brujo el amor,

a media luz los besos,

a media luz los dos.

Y todo a media luz

crepúsculo interior.

¡Qué suave terciopelo

la media luz de amor!

 

Juncal 12, 24

Telefoneá sin temor.

De tarde, té con masitas;

de noche, tango y cantar.

Los domingos, tés danzantes;

los lunes, desolación,

Hay de todo en la casita:

almohadones y divanes;

come en botica, cocó;

alfombras que no hacen ruido

y mesa puesta al amor.

Letra: Carlos Lenzi

Música: Edgardo Donato